MAZATLÁN STYLE

“¡Amo Mazatlán!” Fue la respuesta al unisono que un grupo de entrevistados me dió al iniciar el research de mi primer columna para WELCM.

Pero ¿Por qué Mazatlán?
¿Por qué no hablar acerca una ciudad cosmopolita como el D.F.? ¿Por qué no de arte? ¿Por qué no acerca de algo caliente como el narco, o la violencia que impera en el país últimamente? ¿Por qué no de política? ¿Por qué no de sacerdotes pederastas? ¿Por qué no acerca del calentamiento global, el Juicio Final, o el 2012? ¿Por qué no acerca de las infidelidades del Pirru, o del baquetazo de la Guzmán? (que por cierto casi deja ciega a una infortunada fan que aparte de pagar el cover del concierto, esta pagando el costo médico porque no encuentran ni a la Guzmán, ni la baqueta, ni a su abogado). O ya de plano, ¿Por qué no de algo realmente importante?

Puntualizo y admito que Mazatlán para mi no fue el No.1 de mi top ten por muchísimos años (18 para ser exacta). Cuando me gradué de prepa, por allá del ‘97, Mazatlán no me causaba nada más que un gran calorón, frustración, enojo, apatia, letargo, ocio y total aburrimiento. El solo hecho de pensar en hacer una vida aqui, me hacia sudar más que de costumbre. Según yo, estaba lista para largarme y preparada para comerme al mundo, mínimo otra ciudad, de preferencia que la ciudad estuviera en otro estado (digase Guadalajara o Monterrey; nunca he sido fan del D.F.). Pero si mi táctica de engatuzamiento lograba alcanzes “overboard”, haría realidad mi “teenage dream”: The United States of America.  And so it was.

En menos de lo que cantó un gallo, ya tenía los pies en la “not so warm but super charmy twin city Minneapolis". !Si! Me mandaron hasta Minnesota. El estado de los mil lagos, de la era del hielo, donde predomina el hockey y las palas para limpiar la nieve del driveway todos los días por 10 meses. Donde las mascotas más conocidas son ardillas o venados que cohabitan civilizadamente con el ciudadano común.
El estado donde jamás han siquiera escuchado la palabra calor, “cuantimenos” saben lo que es un aire acondicionado.
Con el mall mas GRANDE de todo el país anglosajón, donde la gente se va ha hacer su jogging matutino y en una de esas, si no pones atención por donde entras y donde sales, te pierdes en el mundo de “Lego” mas grande que he visto en toda mi vida. Juraría que tan solo esa sección es del tamaño de la “Gran Plaza”. Hasta una mentada feria con montana rusa y toda la cosa le cabe a esa inmensidad.
En el centro, los edificios se conectan entre sí por medio de puentes térmicos e insolados para no tener la desdicha de convivir con el terrible clima que los vio nacer. Terrible? Jajaja ilusos.

Hasta que un día…

Los vientecitos que disfruté la noche que llegué, se convirtieron en el terror del resto de mi año de intercambio.
En Septiembre, conocí la nieve. Los copos se vislumbraban como algodones que acariaciaban las hojas de los árboles dándoles ese toque celestial que anuncia la venida del invierno.
En Noviembre, los malditos copos se convirtieron en toneladas de nieve sobre toda la ciudad. Si apenas salía el sol, lo aprovechábamos para quitar el monstruo blanco de las ventanas y de la entrada de la casa. Y nada de cervecita para el relax. En los States me faltaban 3 inmensos añotes para hacer eso “legally like”. Mis refunfuños añoraban los días que me tiraba en la playa sin pena ni gloria, a echarme mis mechudas a punto de hielo.
En Diciembre tuve la oportunidad de regresar a pasar la navidad con mi familia.
Sentía que explotaba de la emoción de regresar a mi terruño.
Me moría por hablar español, tomarme una cerveza recorriendo el malecón, ir a la playa, ver a mis amigos, comer cocos, ir a los mariscos, treparme en el faro, a una pulmonía, exponerme al sol hasta quedar hecha chicharrón, ir a un cumple en casa con calle cerrada y cenar birria con frijoles puercos. Deleitarme en “Olas” con un raspado de “Concordia” o un elote asado, o los dos. Y el calor, ahhh bendito calor. Ahora sí disfrutaba de cada gota de sudor que recorria mi cuerpo. Hasta cosquillitas sentía.

De regreso al color gris, el resto del año pasó lento pero no en vano.
Cuando la nieve cedió por allá del mes de Mayo, fue como si todo hubiera renacido. Niños en los parques y gente camimando por las calles. Los puentes que conectaban a los edificios entre sí, ya eran asunto olvidado. Los lagos, alguna vez congelados, servian de playas (según ellos). Y los deportistas (por fin) dejaban de utilizar el Mall de America como su pista de track.

Aparecieron las “summer-parties”, donde el atractivo principal eran mis relatos de como era una verdadera fiesta “Mazatlán Style”. De como aquí se vive de noche aunque se trabaje de día, que bajamos la cruda con más cerveza y unos taquitos de carreta. Que aquí no perdemos el tiempo investigando si eres rico o pobre porque en el punto de la ciudad que estemos, todos somos iguales. Tenemos un vínculo que nos une mas allá de un estatus y respetamos esa ideologia como el “aguachile” que es nuestro pan de todos los días.

A medida que mis historias avanzaban, el amor por mi tierra crecía, y me daba una cachetada por cada desprecio que alguna vez le hice.

Por fin el tiempo oficial de mi estadía en tierras gabachas terminó. Arreglé mis petacas y enfilé al avión sin mirar atrás.

A la postre de una rica tarde en la playa, procuré un análisis interno, y caí en cuenta que haber sido tan infantil un año atrás, sirvió de algo. Separarme de mis raíces ha sido la mejor experiencia de mi vida. Gracias a esto atesoré mi país, mi idioma, mi ciudad, mi familia y el calorón, que hablando claro, es básicamente el hermano incómodo y quedado que todos los pata salada tenemos.

Este es el porqué de hablar de Mazatlán.

Como fiel lugareña, expiro orgullo de solo nombrar sus letras y transpiro el amor que le tengo a este mar que me ha dado vida, amigos, trabajo, experiencias, alegrías, tristezas, y sobre todo, muchas, pero muchas sonrisas.

Ya han pasado 12 años desde que viví esta gran revelación. Y cada día que pasa, me gusta mas vivir aquí. Siempre encuentro cosas nuevas que ver, hacer y por las cuales ser felíz. Los baches y las calles inundadas son un recordatorio de que no se puede tener todo en la vida, y comparado con otras ciudades, son pequeñeces absolutamente reparables.

Siempre trato de enfatizar lo positivo para nunca dejar de querer a mi puerto. Y cuando eso no ayuda, hay un “sunset” en Cerritos que me espera fielmente todas las tardes para darme el mejor consuelo por el resto de mis días.

JUMPSUITS


Los "jumpsuits" o "playsuits", mejor conocidos en Mexico como "jumpers," se han convertido en un emblema esta temporada. Alexander McQueen fue el que les dio el giro "luxurious" que hizo que todas las viejas alrededor del mundo pusieran cara de WOW.
Yo soy del '79, así que, me considero una más atrapada por este hechizo de una sola pieza que le da sentido a mi existencia en cuanto a moda se refiere.
Cuando pienso en Jumpsuits veo a Farrah en mi mente. Visualizo sus piernas largas y torneadas; su pelo infinito y ondulado surfeando corrientes de aire tan escrupulosamente que siempre regresa a su lugar inicial; y por supuesto, el zarape desfondado que la hizo famosa.

I don't even wanna start on her look. Me tomaría una eternidad simplificar su estilo californiano tan "I don't care, and still look perfect" Que muchas soñarían con tener (yo entre
esas muchas).

A finales de los 70's y principios de los 80's, Farrah fue la epifanía de una mujer de mundo.
Pero en ese entonces, yo no conocia a Farrah. Solo sabia de la existencia de mi mamá, y con eso me bastaba para verla como la mujer mas bella del universo.


Aunque hace muchos ayeres, recuerdo tan claramente verla sacar los pinzones del cajón de su tocador para hacerse sus "waves".
Mientras se calentaban los voltios de ese pedazo de fierro, se aferraba a su closet sacando todo tipo de disfraces, tal cual sombrero de mago.
Pero ese día, especificamente esa tarde, mis ojos se enamoraron de la prenda mas bizarra y excitante que jamas habia visto en mi corta vida.

Estaba tan confundida! No sabia si la cosa esa era blusa o pantalón.
No tenía la más remota idea de porque las piezas estaban pegadas. Mucho menos de como se ponía! Por donde le entraba, y que se metía primero, si la cabeza o las piernas. 

Hasta que la paciencia me hizo justicia. Seguí paso a paso, el procedimiento de quedar muy a la Fawcett, y desde ese momento quedé prendada, literalmente, de ese ajuar tan deliciosamente sencillo, pero tremendamente elegante.

No pasó un minuto, cuando alze la mirada y con voz demandante exigí uno igualito al que mi progenitora traía puesto.

A la semana siguiente, tenía mi primer jumpersillo recien hecho, salido de la casa de la costurera, con la misma tela ra
yada que aquella tarde vistio mi mamá.

In case you wonder, nunca hicimos un mix and match.

In your FACE-BOOK!


Las redes sociales son herramientas que más que necesarias, hacen nuestra vida fácil y divertida.
But, sometimes I wonder…
Debería darme vergüenza! A estas alturas y yo todavía pensando tercermundistamente. Ya habían pasado más de 10 minutos y seguía con la boca abierta porque me topé ni más ni menos que con el profile del “Gober precioso” en Facebook. De un movimiento abrupto, cerré su página sin querer investigar quien más este metido en esa cosa. Y deja tu ellos, sus fans! Que con toda la emoción del mundo le dan click a “like” como si se tratara de ganar un premio.
Me pregunto ¿Para que? ¿En realidad te dan premios por tener gente “importante” en tu lista de favoritos? Aclárenme esto para empezar a cliquear a cuanto cristiano se me atraviese.
Y aunque hubiera premios. Lo último que quiero es andarle oliendo los pedos a alguien que ni de “amigo” me acepta. Eso es por un lado. Por otro, no creo que una “celebridad” como Enrique Peña Nieto le aporte algo positivo a mi vida. Ni para el mitote me sirve su perfil. Con las 189,257 personas que les gusta, es más que suficiente. Tiene más fotos enfiladas a su próxima campaña a la presidencia que con la “gaviota”. Que la Cumbre de no se que, que la reunión con la comunidad mexicana en China, paseos por aquí, por allá y por acuya. Y mientras mas mensos anden detrás de él, más va tener para sus viajesitos a Beijing.
Si a esas vamos, - pensé- me voy a buscar alguien que por lo menos, aunque no me acepte de amigo, me agrade tenerlo en mis “like”.
Directo y sin tropiezos tecleé Laura León, la “Little Treasure”, como Wikipedia la define. Desde ahorita les digo, si tiene profile (en el fondo imaginé jamás encontrarla), pero al fin y al cabo es Laura León, ¿ok?
Para mi tristeza, su perfil es tan escueto, que no vale la pena agregarlo. Seguro tiene cosas más importantes o menos importantes que hacer que estar aplastada enfrente de una computadora. Y, si a definiciones vamos, no necesito a Wikipedia. Con su amplio repertorio de telenovelas tengo para catalogarla entre mis personas favoritas de la farándula mexicana, y no por buena actriz, ni por la voz quejante y cortada cuando interpreta “Dos mujeres un Camino”, sino porque es a todo mecate en cualquier lugar y situación. Alguien como tu y como yo (o peor).
Aún así, mi posición sigue firme. No dar “likes” a gente que no me quiera de amiga. Así que ni a la León le dí ese beneficio de la duda.
Cuando me toque estar del otro lado, entonces hablamos.
Regresando a la farándula, pero local ¿Que pedo con la gente que le da “like” a TODOS los posts/links/fotos/y estatus que suben sus amigos?
Sin apuntar con los dedos, una vez casi me caigo de la silla cuando alguien posteo algo así como (ejemplo ficticio, except not):
“Estoy triste, me quiero morir, esta vida vale madre, pásenme un cuchillo por favor”
Para mi sorpresa, el post tenía como 20 LIKES! O sea, ¿En serio quieren que se muera este tipo (a) que hasta le reafirman que es un Loser? O, yo entiendo mal y le dan like como diciendo:
“Animate wey, no hay pedo, todo tiene solución”
I don't get it, but TWISTED either way!
Número 1: Si van a dar consejos de salvación, háganlo personalmente. Si tan importante es la vida de su amigo (a), vale la pena ir más haya de un simple comment . Mínimo un inbox. No confundan, es FB, no AA (and I don't mean American Apparel).
Número 2: Stop the drama bitch! (cachetada guajolotera de por medio) Facebook es para divertirse, no para hacer un obituario de tu vida.
Número 3: Den likes que realmente sientan con el corazón. No les vaya a pasar como el/la que se quiso morir, y todos sus amigos le dieron like. WTF!
Número 4: Sé que todos los mazatlecos somos como figuritas de porcelana (bien fotogénicos), pero de eso a embicharte para que todo el mundo vea que estas bien buena. Luego andan ahí quejándose de los stalkers, repitiendo en cada persinada “si yo ni he hecho nada”.
Número 5: Si tu foto “shameless” esta en Facebook, pertenece a Facebook. Por consiquiente ya no pertenece a ti solamente. Así que no te sorprenda verte un día en la publicidad de un cirujano plástico de la Juarez, con la leyenda:
“¿Te ves así? Anímate, nosotros podemos ayudarte”.

QUE HORROR!

THE FRESHJIVE TALE





Siempre he pensado, o querido pensar, que todos, sin excepción, llevamos un diario de nuestra vida. Un librito, ya sea textual o mental de todas las experiencias que vivimos al ir creciendo. Como toda mujercita, yo acudí al textual en mis años rosas. Cuando entraron los tiempos rebeldes, creo que hasta lo quemé. De ahí en adelante, el diario mental ha sido el testigo fiel de toda mi existencia.Han notado que: Al ver una imagen, probar una comida, escuchar una frase y olfatear un olor, automáticamente se teletransportan hasta los escondrijos mas sensibles de sus entrañas? Es ahí cuando caemos en cuenta que tenemos una memoria de acero, que aunque pasen y pasen los años, los vivido siempre es recordado.



Hoy que me topé con la palabra FRESHJIVE tuve un flashback de aquellos. Imágenes de millones de cosas pasaron por mi memoria. Patinetas, super baggy pants, cintos de tela stussy, 26 red, simple, air walk, tom penny, "trabajos en equipo", el eterno love-affair con el extra de trigonometria, taggers, 15 años pleiteros, caficas, etc,etc, etc. Más o menos como cuando le das play-rewind a una videocasetera Beta.

La primer posesión que tuve de una camiseta Freshjive fue la herencia de un primo del "otro lado".
Cuando me la dió ya estaba practicamente transparente y se empezaban a hacer los primeros hoyuelos, prueba de que, una de dos, o era la única que tenía, o era su favorita. Quiero pensar que era su favorita, porque Ay! Como batallé para que me la regalara.

Después de 16 años, todavía conservo el trapito que me quedó de aquella joya. De puestas, a tijerazos, a remendones, hasta embarazos. Si lo inánime tuviera vida, mi freshjive hubiera tenido un diario interesante.

Apuesto a que todos tenemos prendas que marcaron nuestra vida, que las recordamos y escuchamos el corazón latir mas fuerte que de costumbre. Si somos afortunados y logramos conservarlas, al usarlas de nuevo, sientes que el tiempo se detiene y en un abrir y cerrar de ojos apareces en aquella fiesta de tu secundaria, con tu camiseta favorita, la que te costó meses de ahorro y fines de semana de no salir, pero que de seguro hará que tu enamorada diga que sí cuando la saques a bailar, y con un poco más de suerte, la noche termine con el beso más tender que tus labios jamás sintieron :)



THE BITTERSWEET RECURRENT DREAM

Hace mucho que no dormía por estar pensando en zapatos.

El zapato, las suelas, la chancla, el tacón, los botines, las tapitas, las cadenas, el cintillo, el color, la oferta, la mucha demanda y el poco dinero, el shipping, el sizing; y si al final no me entran, la tristeza y el refund.
Con tanto dime y direte que Calderón trae hoy en día, como que de pronto se me olvidó el rush de buscar el par que "según yo" me hace falta. Siempre digo que estoy a tres estilos de completar mi "shoe-stand" de ensueño. MENTIRA. Todo es una completa mentira. Estoy enferma de zapatonitosis viral tipo "TTZ" (TODO TIPO DE ZAPATO); y las inyecciones de "NTD" (NO TIENES DINERO) no me hacen efecto. Aparentemente soy inmune al tratamiento.

Me siento como esos adictos a la pornografía por internet.
Cuando me conecto, me voy directo a mis sitios favoritos para ver de que me puedo adueñar. Siempre tengo un pedido o una pestaña abierta con los nuevos diseñadores, los nuevos estilos y las garras afiladas para cazar las mejores ofertas. Por si fuera poco, este vicio tiene su chiste.
La experiencia me ha enseñado a comprar en el "segundo ideal". Si, segundo.
He perdido compras de vida o muerte por un segundo de duda, mala conección, lentitud mental, etc, etc, etc. Pero admito, que aunque pocas, pero atesoradas veces, ese segundo ha sido la diferencia de un par de fifties, de zapatos que me aprieten, me queden como pangas, o simplemente no sea lo que estaba buscando, pero que por aferrada, los compre, aunque nunca de los nunca del verbo jamás los use.

Y la cruda del after, prrrr...(a eso me refería con "bittersweet"). Después de arduas horas decidiendo, y muchos pares en mi carrito como de supermercado (ain't that cute?), me queda un dolorsazo de cabeza marca "What I was thinking!".
Ay! pero cuando me llega el mail de "order confirmation" siento una alegría en el corazón tan, pero tan grande, que hasta ganas de comer mariscos me dan.

Speaking of which, la semana pasada, tuve una recaida, pero de 5 estrellas:

 

MARCELA


"Ay no oiga! Como que se va a llevar al infierno a mi familia? Si yo que le he hecho oiga! No sea así, yo ni lo conozco, ni se de que me habla…pues si, si he escuchado de ustedes oiga, pero yo no tengo nada que ver en esas cosas, soy gente honrada, no tengo dinero, si quiere le deposito lo que traigo, pero no nos haga nada señor, por favor, se lo suplico!"


Son las palabras bañadas en terror que apenas alcanzamos a articular, mientras nuestras caras pálidas y desencajadas revelan que estamos siendo victimas de una extorsión telefónica.


A mi me pasó una vez, a mi papá la segunda, a la vecina que vive a escasos metros de mi oficina ya le tocó tres veces, y en cada una de ellas ha desembolsado del “chivo” que apenas le alcanza en la tienda de la esquina, donde todavía con los ojos desorbitados, le platica al tendero su experiencia con la delincuencia organizada. El tendero la calma y le dice que no sea tonta, que solo se trata de una “extorsión” y que ya la agarraron de su cochinita. Le aconseja que a la otra cuelgue y ya no conteste. La vecina le revira la mirada de susto y desesperanza que no se le ha quitado desde que empezó, según ella, su peor pesadilla. Se despide con el pretexto de que dejo la olla en la lumbre, y se aleja desconsolada rechinando los dientes y renegando de su mala suerte.

Si a unos les va bien, la tarifa corre de 200 a 500 pesos. Otros con menos suerte y mas propensos a un ataque cardíaco, se han desprendido de cantidades arriba de los 10 mil.

A Marcela le salió gratis, de hecho, hasta el COMANDANTE, SERVIDOR Y AMIGO, EL COMANDANTE MIGUEL ANGEL TREVIÑO MORALES (palabras literales, y si, repitió “comandante” dos veces en la misma oración), terminó regañado, calzoneado, BURLADO, y al final, no le quedó de otra más que pedirle la bendición a Marcela para que en la próxima llamada de EXTORSIÓN que hiciera, no le tocará otra Marcela per se, si no, el negocio ya no iba a dar, y tendría que cambiar de giro laboral para sustentar su miserable y patética vida, robándole el dinero a los demás.

Dale click al título, o directo a este link below para escuchar el audio de la susodicha extorsión (que esta de RISA), armarnos de valor, y de ser posible sacar con orgullo la Marcela que se, todos llevamos dentro…



FINALLY!

Estoy que grito de la emoción, porque la primavera esta a punto de hacer su debut 2010 y viene con todo lo que me enloquece. Tonos marrón, tierra, beige y blanco, con looks safari, middle east y cazador de cocodrilos, todos haute couture. Por otro laredo, primarios sólidos brillantes y chillantes (azul, rojo, amarillo) que siempre le dan el toque hot al clima, y una que otra garra (chaqueta) tipo militar (NO CAMUFLAGE) en la gama de los verdes secos.
Y si Dubai meets Africa no es suficiente, no faltarán las chaquetas navy y todo el look naútico, desde los botones dorados (so hot right now) pasando por el royal blue (sello característico de este estilo), hasta las franjas tipo YSL en morado para darle un twist alegre.
Jumpers, Jumpers, JUMPERS!!!!!!

Las sandalias gladiador siguen candentes, y las plataformas de madera, corcho, piel, mecate o lo que el bolsillo permita, solo vienen con una regla: ser de no menos de 10 cms de altura para que los estampados oversized no nos hagan ver diminutas entre tanta flor, animal print y no sentirnos "lost in the jungle", mas bien como "I OWN THE JUNGLE".

Accesorios muy lady like, como trenzas maltrechas; pins militares; moños y anclas (THE BIGGER THE BETTER); esmaltes cítricos; cintos ecuestres, de doble vuelta o trenzados; sombreros de ala ancha para el solecito incandescente, sino, una mascadita a la Sofia Loren sobre el pelo-cruzada al cuello, estaría ideal.
De entre mis picks preferidos para mazatlán encontré unos to die for:
  • Zara derrapa con jumpersotes y faldas voladas en toda la paleta de cafés habida y por haber.
  • Alexander Wang hace aparición con el black little dress, exepto, el black en primavera es KHAKI y el little se traduce literalmente. Mucha mezclilla y blusas con recortes simetricos por todos lados.
  • Estamos de acuerdo que a Sonia Rikiel jamás se le quitará lo extravagante, pero esta temporada deveritas que me conmovio porque através de sus diseños para esta temporada por fin entendí el significado de la palabra "negro primaveral" y como lo acomodaría tan perfectamente en los días soleados del puerto sin verme ridiculamente acalorada y con ganas de gritar - TEJUINOOO!
  • Chloe pfff, digo, PFFFF! Lava al rojo vivo en el franjeado y el look nautico que hasta trepada en una panga me sentiría en el Titanic con un vestidito bicolor en botones dorados hasta el pescuezo. Vestidos en sólidos, acinturados con moños y cintos dorados.
  • Prabal Gurung de Singapur obtuvo el premio a mejor diseñador el año pasado. Viene con una escuela muy a la Dona Karan, urbana, ni contemporanea, ni Betsey Johnson. Tirandole mas a lo formal y establecido. Muchos suits con un toque juvenil. Listones a los tobillos, chaquetas amplias y tacones voraces.
  • Viktor and Rolf mezcla sólidos con estampados. Guardan una línea más discreta y formal, no apto para estrafalarias. Pero si con el edgy look del drapeado en los harem pants que indiscutiblemente parece que anda uno más cagado pero con todo y penita me los pongo porque me los pongo. Mono pieces de algodón tipo "flojita y cooperando" grrr. Say no more.

DEBUT Y DESPEDIDA


Llegando a las inmediaciones de west hollywood, empecé a sentir los mismos síntomas que alguna vez experimenté antes de un examen de Antropología en 3ero de prepa...


Las manos me sudaban, el corazón me latía a una velocidad feroz y la ansiedad me provocaba unas chiripiolcas que justamente no eran a causa del clima, ni del trafical.  Mis sentimientos locos brotaban  de tan solo visualizar los jardines bonsai perfectamente trazados a lo largo y ancho de las aceras de El Lay como mapas que me guiaban al destino de mi insaciable, endless razón de vivir... Shopping.

Me sabía todo el recorrido de memoria. Pasear por las atestadas avenidas de Rodeo Drive siempre estuvo presente en el must-to-do-list de la familia cada que pisábamos tierra gabacha.

La única y gran diferencia era que antes mi budget vacacional se reducía a lo que ahorrara 6 meses antes del viaje, a lo que mis papás me dieran de bono, y a la caridad de mi hermano cada que le ponía ojos de borrego borracho cuando se me acababa hasta la risa del placer que me daban un par de benjamins.

Not anymore.

Dios hizo justicia, y llegó el día que figuré en la “exclusiva” cartera de clientes que todo banco desea tener.
Mientras mi hermano trabajaba en el proceso de buscar estacionamiento, yo ya había saltado Daisy Duke style al otro lado de la calle…con todo y tacones, porque claro, ¿Como iba a asistir a mi ceremonia de inauguración crediticia enchanclada? ¡Con decir que hasta me peine! Y para que yo me pase un cepillo por la cabeza, es porque de plano algo extremadamente maravilloso esta a punto de suceder.

Dispuesta a vivir al máximo la aventura que me esperaba, fije mi atención en todo lo que tuviera vitrinas. Oscar de la Renta, Diane Von Furstenberg, Gucci right next to Dior (cuando estaba en apogeo su colección rasta) con sus verdes, amarillos y rojos tan artistícamente relucientes y chillantes que en lo último que pensé fue en el 3er mundo. Para mi, en ese instante, Dior era Kingston a la 1era potencia.
Como no, si flotar alrededor de tanta opulencia era como vivir en carne y hueso una página de Vogue. Que digo pagina, toda la revista, desde la portada hasta el “last look-page”.

Donde codearse con los grandes diseñadores de moda es de lo más normal; donde a las clientas asiduas les asignan su sillón favorito seguido de una copa de champagne para el desestrés del mundo moderno y su próxima inmersión al mundo de las compras. Donde todo no parece, sino es PERFECTO.
Tiendas perfectas, infraestructura perfecta, árboles perfectos, carros perfectos, botes de basura perfectos, gente perfecta…por lo menos frente a mis ojos, en un efímero instante de idiotez que me duró los mismos 2 minutos en que le di matarile a mi nuevo plástico.

Al tercer minuto, miré mis manos que tristemente sostenían un par de lentes (YSL), dos blusas (Barneys New York) y unas zapatillas (Marc Jacobs).


Fue todo.

La emoción desapareció como por arte de magía.
El asombro se esfumó en mi último afán de que el banco aprobara mi tarjeta. La infraestructura tan perfecta que visualicé unos minutos antes, me parecía de lo más estúpida, y me arrepentí de escoger los tacones más altos que me pude haber encontrado en la maleta. Tenía ampollas en los talones y odie no ver una Old Navy en un perímetro decentemente cercano para humildemente desembolsar un dólar y terminar con el calvario de mis pies. Es más, no se ni de donde saqué eso de la flotadera por las calles. La opulencia que admiré por kilómetros era la responsable de mi desgracia bancaria y ahora, para colmo de males, los árboles tan perfectamente recortados y cuidados no daban más que pura madre de sombra en todo el camino de regreso al carro.

Para entonces (que me pareció una eternidad), mi tripas vociferaban “Arby’s”, mi garganta “diet coke”, mi cuerpo “cama”, y mi corazón “desilusión”.

Al final del viaje, en las largas horas de espera para abordar en el LAX, no me quedó más que hacer un recuento del journey.

En el fondo no me arrepentí de nada, era joven, tonta y primeriza, jaja, bueno, no tan joven, pero si primeriza, por haber querido comerme TODO con un crédito de 4 ceros, que haya automáticamente disminuyó a 3. Y tonta porque no disfruté lo que muchos viajes atrás fué objeto de mi fascinación. No hubo lugar para museos y art shows, comidas ricas en Little Tokio o tiempo para llenarme de budas y lucky cats en el inmenso Barrio Chino. Se me olvidó treparme a la Rueda de la fortuna de la Feria de Santa Mónica y no regresamos a Sunset Boulevard despúes de la cruda desmancomunal que nos pegó el día después de que llegamos.

De regreso a Mazatlán, ya me estaba esperando el never-late-always-in-time estado de cuenta.

Así que no me quedó otra más que comprometerme entre dientes que la próxima vez que regresara a L.A. sería específicamente de placer. Gastaría exclusivamente en cosas que no pudiera conseguir en México, y me divertiría como si no trajera un peso en la bolsa.

JUST KIDDING! (grin).


CODIGO TRES

Accesorios


La cereza en el pastel, el azúcar en el pan, la sal en los mariscos, el éxtasis culminante antes de cruzar la puerta todos los días.
Así de importantes son los accesorios en los garmets. Ayudan a definir la imagen que queremos proyectar, y muchas veces, cuando las garritas no ayudan mucho, pueden ser el lift salvador del que muchas veces poco nos acordamos, y cuando lo hacemos, no le ponemos tanta atención.

Lo confuso de todo esto es que cuando se trata literalmente de colgarme la cotorra en el hombro, tengo a Coco en una oreja susurrandome que menos es más; mientras Galliano (en la otra oreja) me grita a pulmón abierto que más es más…. Que más? QUE TODO!
Absolutamente todo lo que quepa a lo largo y ancho de mi circunferencia corporal. Desde la cotorra (y no sobre el hombro); en su jaulota de dos pisos, aperingada en mi cabello, y de ser posible, un pavorreal on top of the cage, disque para darle dramatismo; con su plumaje exótico que seguramente terminará sobre mis pestañas y me hará caer de un tropezón; solo para darles el efecto largo y espectacular que todas soñamos. Bye bye rímel bye bye.

So, no advice on this one. Quien prefiera Coco, en perlas se queda, y quien se incline a Galliano, expect the unexpected.

Siendo yo la desfataches en dos patas, no niego la cruz de mi parroquia. Lo que si, siempre siempre recomiendo es, que terminado el proceso de get-ready-time (ropa-zapato-accesorio) nunca está de más dar un último vistazo al conjunto que con tanto esmero pusimos all together. A fin de cuentas, que tanto es tantito, si ya invertimos unas valiosas 3 horas en el asunto, 30 minutos más para examinar el producto final nos pueden salvar de lo insalvable.

En su día de suerte, no van a tener que dejar una prenda behind. Pero si sus días son como los de las personas normales que no rayan en lo estrafalario, por lo general, no dejaremos una, ni dos, sino hasta 4 piezas que quien sabe como llegaron a nuestra cabeza, cintura o pies.

CODIGO DOS


Zapatos

Desde que tuve la edad suficiente para no ensartarme una aguja queriendo coser vestidos para mis barbies, supe que eso era lo mio. Pero desde que tuve conciencia y la habilidad de dar tres pasos sin tropezar, calzo zapato que se me ponga enfrente.
Cada que mi mother veía que llegaba con una caja nueva de zapatos a la casa, empezaba con su historia de cómo es que me volví una amante desenfrenada de todo lo que se tuviera suela.
Dice que cuando empezé a caminar, los zapatotes de mi papá eran la fascinación de mi vida, (tengo fotos que avalan la historia). Cuando ella se vestía de fiesta, era un ritual ver como se sentaba de pierna cruzada sobre la silla de su tocador para ponerse sus tacones de piel con punta de flecha y grabados alrededor. Era ridícula la cantidad de colores que reinaban en su zapatera. Y siempre que se paraba enfrente de la misma para escoger el más adecuado, yo que siempre estaba presente en sus get-ready-times, le aconsejaba usar unos color verde agua con un pavorreal dibujado a lo largo y ancho de su interminable plataforma de madera que hacían que la baba se me resbalara por todos los cachetes de solo imaginar los tesoros que heredaría algún día.

Ese día jamás llego. Mi mamá no pasó del # 4, mientras mi pie creció y creció hasta alcanzar el ridículo # 7.

Aún así, todavía sigo admirando su larga colección cada vez que voy a visitarla y con una gran sonrisa regreso a los felices días que me escabullía entre los muebles hasta llegar casi casi a la caja de Pandora y abrir la revelación que ayer, hoy, y siempre, le dará sentido a mi existencia.
Dicho esto, queda claro que más que la ropa, mi convicción acerca de la moda consiste principalmente en el par de zapatos "indóneos" para cada situación.

Mis ojos que no mienten han sido testigos de cómo dos simples piezas (en su mayoría) derivadas del petróleo pueden desgarrar el outfit mas a la “moda”.

Para mi, los zapatos que elijo determinan el tipo de prenda que voy a usar. En muchísimos casos es lo opuesto. Works both ways. Y para no errarle, mi único consejo es: CALIDAD.

Invertir en un buen par de zapatos es un sacrificio. Lo sé. Pero han de creer que son de las mejores inversiones que puedan hacer en sus vidas. Nada se le compara a un buen par de zapatos de piel.
Con el olor tengo para enamorarme.
Su durabilidad es 100% anti-age y después de los 10 años, no se hacen viejos, sino clásicos.
Hoy en día hasta las botas vaqueras las mercadean como products "broken into" (moldeados al tiro), y "worn out" (apariencia vieja), para que se vean usados y le calzen a uno como anillo al dedo.
Ahora viene mi parte favorita...
THE MORE SHOES THE BETTER :)
Entre mas variada sea la paleta de colores, estilos y alturas, hay mas versatilidad y sentido de identidad.
Si definitivamente no son tan fans, procuren calidad en lugar de cantidad para garantizar un buen lugar en los eslabones del buen vestir.

CODIGO UNO

Apparel

Literalmente a unos días de tener la primavea en las narices, me rehuso a que el invierno esté en sus últimos suspiros. Esta temporada hubo tanto de todo que mis ojos llegaron a perder el control de tanto virolear en la computadora. Aparte, conforme pasa el tiempo, obviamente los gustos se van puliendo (never otherwise), y pues bueno, lo que algún día juré jamás ensartarme, ahora lo traigo enredado hasta en el copete.

Así es la moda. Pura diversión. Diversión que muchas veces nos deja en ridiculo.
Cuando eso pasa, caemos en cuenta que ya no es tan divertido como parecía.
Yo misma he encontrado la moda hecha un verdadero desastre en fotos de cuando tenía 10 -15 - 20 años, (y sigo contando).
De esos desastres he aprendido un truquito que siempre me funciona: Campo semántico.

Seleccionar el closet en 3 puños clave.
-Garras (apparel)
-Chanclas (shoes)
-Cotorras (accesories)

Cada año, mes o día, cada temporada, cada tendencia, cada que a Vogue le pegue la gana.
.
El día que yo empezé a elaborar mis campos semánticos, me dí cuenta que mas de medio closet no me servía para nada. Así que lo dividí en dos partes:

La mitad buena / y la mitad useless .
Es regla NO subestimar una prenda, asi que recomiendo no desapareder nada de la 2da mitad.
Tristemente recuerdo que por el '98, me agarro un amor desenfrenado por el faux fur (o peluche pues). Cuando llegue a tener pelos hasta en la lengua, decidí que era hora de botarlos. 12 años now, quisiera regresar al día que empaqué todo en una bolsa negra y de la manera más cordial se la ofrecí a la muchacha que nos ayudaba en casa de mi mamá.
Uno nunca sabe.

Regresando a las matemáticas, la mitad buena se convierte en una tercera parte del campo semántico de la estación en cuestión (las otras dos terceras partes son los zapatos y los accesorios), mientras que la segunda mitad se queda en hold hasta que Vogue o el clima lo decida.

Por lo general cada campo requiere de no más de 10 artículos (se vale repetir estilo en diferente color). Por que 10? Porque entre mas tilichero juntemos en la mitad buena, menos posibilidades hay de que usemos lo que en realidad esta hot en cada temporada.
Esto requiere de mucha táctica y corazón de hierro.
Hablo de la experiencia!
Toda la vida he sido perfecta en el manejo de ajuarearme con las mismas 3 garras viejas que siempre aparecen justo en el momento indicado, mientras el closet está que explota de TODO lo que nunca uso (la mayoria de las veces etiquetado), y al final termino toda frustradota porque según yo NUNCA tengo que ponerme. So, menos es mejor, y esto facilitará el proceso de selección.

LA ERA DEL ACERO INOXIDABLE

Bien me decía mi madre –“llévate el refri que tengo en la cochera, esta buenísimo, 10 años de uso y todavía parece como nuevo, claro, tiene unas picaduras en los marcos de las puertas, pero eso se soluciona; te aseguro que un motor mas fuerte que este, no te lo vas a encontrar jamás.”-
Pero mamá! Como crees mamá??? Este refri tiene un poco menos de la mitad de mi edad y picado??? Aparte, deja tu, esa cosa es un animalón; los colores cremas están out; ahora se usa el acero inoxidable, ponte en onda por favor.

Así desprecié el Amana que me dió servicio una década, antes de que lo reemplazaran por los nuevos modelos que salían volando de las tiendas departamentales; y a su vez, así empezó para mi la era del 2000, el acero inoxidable y los minisplits.

Recuerdo que me sentía tan afortunada, que estuviera en auge la nueva tendencia, que no cabía de felicidad en todo Mazatlán. Por ahí del 2005 apenas me mudaba con mi nueva familia a nuestro recién estrenado hogar, por consiguiente, no tenía na-da. Estaba lista para darle con todo a mi tarjeta de crédito. Quería acero por todas partes, acero en la cocina, en los cuartos, en las mesas, cubiertos, exprimidor, ollas, cazuelas, corta quesos (hasta la fecha sin usar), baño, y de ser posible, un w.c que vi en internet, tan chulo, que ni la idea de postrarme en un aro tan frío me desanimó. En fin, casi casi comía, soñaba, y citaba el acero inoxidable en cada respiro de mi existencia.

Como en todas las familias mexicanas (bien supportives) empezaron los buenos deseos con las donaciones de todo tipo para no sentir el rigor de los primeros gastos.
Desde la cobija San Marcos que la tía fulanita usó solo una vez en un viaje,que hizo a Guadalajara, (solo por tener estampado un tigre, la acepté). Hasta vajillas chinas que vivieron el triple de mi edad en un trinchador que mi abuela pulía diariamente con toda la paciencia del mundo.

Mi mamá, como dije anteriormente, no se quedó atrás, y aparte del refrigeradorsón que seguramente solo me lo daba porque le estorbaba en la cochera, se vio tán espléndida (según ella), que me sugirió llevarme también un aire acondicionado de ventana de 2 toneladas (no de una, ni una y media, sino 2) que “ya ni usaba y que no le gastaba lo que es nadita de luz” porque en verano con tanto árbol y campo de golf rodeándola hasta frío le daba con el abanico y si llegaba a prender el aire, a las 2 horas ya estaba ensabanada titiritando de frío. O sea, aparte de ofrecerme such GANGA (según tu), me restregas que yo me voy a un lugar sin árboles a la vista, y totalmente HOT friendly???
Anyway.
Despúes de tanto dimes y diretes no acepté nada de naiden. Sinceramente, en aquel entonces y a mi ver, todo era inaceptable, old y unstilysh. El 70% de los regalos eran cosas que eventualmente iba a botar, y el otro 30% iba ser reemplazado más rápido que en lo que dijera “acero in…”

De todas formas, uno también que es de buen corazón, tenía que encontrar la manera de no aceptar las buenas voluntades sin herir los sentimientos de la family. Así que reuní las fuerzas histriónicas para darle las gracias a todos los donantes y hacerles saber que de ninguna manera me aprovecharía de su nobleza despojándolos de cosas, que más que tener un valor material, tenían un precio emocional remarcable en el fondo de cada uno de su ser…
Meses después, nadaba entre estados de cuenta de bancos y tiendas departamentales. Pero por fin tenía mi nidito de amor al 80% de cómo lo había soñado.

A la fecha, todavía no consigo el w.c, aunque cada vez me desanimó más. De hecho, y de ser posible, cambiaría muchas cosas de acero (que si conseguí), y que desgraciadamente más allá de ser inoxidables, resultaron ser OXIDABLES hasta con el contacto de mi aliento, la brisa marina, y todo lo que tenga que ver con el clima de Mazatlán (IN MY FACE!).

El mentado refri que besé y acaricié casí un mes después de haberlo comprado, ahora me deja el sabor amargo de las manchas de óxido que tiene en toda la puerta. Pero ah no! No quería el de plastiquito gris, quería el mas pulido, donde alguna vez pude ver el reflejo de la satisfacción que 10 mil pesos le daban a mi vida. Los demás utensilios de cocina, tengo que lavarlos y secarlos inmediatamente, sino, están en riesgo de correr con la misma suerte del refrigerador. El minisplit de tonelada y media que mi querido novio solventó, dejó de funcionar a los 3 meses de uso. Y mi adorado equipo de lavado tan armonioso, todavía no me falla; más bien, lo que casi me falla es el corazón cada vez que le doy “on” a la secadora, porque eso si, la CFE, ni se oxida, ni se descompone; au contraire, cada mes, tan puntual como siempre, y nada de mal agradecida, porque ella si acepta aparatos usados aunque no sean de acero inoxidable!!!

Pero bien me decía mi madre...